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Policy Analysis

Abordar la Huella Ambiental del Comercio Electrónico

A medida que el comercio electrónico sigue experimentando un crecimiento exponencial, es fundamental tener en cuenta su impacto ambiental. Shamika N. Sirimanne explora cómo los Gobiernos, el sector privado, los consumidores y la comunidad internacional en general pueden trabajar juntos para desarrollar soluciones que equilibren el crecimiento económico con la sostenibilidad.

Por Shamika N. Sirimanne on 30 de octubre 2024

El panorama del comercio mundial ha cambiado drásticamente desde el 2000, el número de personas que compran en línea ha pasado de menos de 100 millones a más de 2.000 millones en 2021. ONU Comercio y Desarrollo estima que el valor total de las ventas realizadas por las empresas mediante el comercio electrónico en los 43 países desarrollados y en desarrollo de los que se dispone de datos pasó de 17 billones de dólares en 2016 a 27 billones en 2022, que constituyen el 60% del PIB mundial.

Evaluar el impacto ambiental del comercio electrónico no es una tarea fácil, especialmente dada la escasez o ausencia de datos confiables.

La mayoría de estas ventas son nacionales, pero la proporción correspondiente al comercio electrónico internacional está creciendo. Al mismo tiempo, la expansión del comercio electrónico aún es incipiente en la mayoría de los países en desarrollo, especialmente en los países menos adelantados. Tal y como destaca el Informe sobre la Economía Digital 2024 de ONU Comercio y Desarrollo, el comercio electrónico está alterando los modelos de negocio, los procesos económicos y los patrones de consumo, trayendo consigo tanto oportunidades como retos para la sostenibilidad ambiental. Evaluar el impacto ambiental del comercio electrónico no es una tarea fácil, especialmente dada la escasez o ausencia de datos confiables. Sin embargo, el efecto general depende en gran medida de la manera en que las empresas gestionen sus principales operaciones, como el almacenamiento, el transporte, la logística, el embalaje y la gestión de las devoluciones.

La conveniencia de las compras en línea ha impulsado el consumismo. Junto con las demandas de logística para la entrega de productos, esto contribuye a la gran huella ambiental del comercio electrónico debido a las emisiones de carbono desde el transporte hasta el aumento de los residuos del embalaje individual y las elevadas tasas de devolución.

No Solo se Trata de Residuos y Emisiones de Carbono

El almacenamiento es un componente crítico de la cadena de suministro del comercio electrónico que contribuye a la huella ambiental. Los centros de distribución, especialmente cuando se encuentran ubicados en las afueras de las ciudades debido a las limitaciones de costos y espacio, aumentan la distancia que deben recorrer los productos para llegar a los consumidores, lo que incrementa las emisiones de carbono. Estas instalaciones también consumen grandes cantidades de energía en iluminación, calefacción y refrigeración, lo que contribuye aún más a su impacto ambiental.

El almacenamiento es un componente crítico de la cadena de suministro del comercio electrónico que contribuye a la huella ambiental.

El embalaje es otra característica de la huella del comercio electrónico. Las compras en línea requieren más embalaje que la venta minorista tradicional, lo que a menudo implica múltiples capas de materiales diseñados para proteger los productos durante el tránsito. Esto ha generado un aumento de los residuos de embalaje, que en su mayoría son de plástico, que es difícil de reciclar, y contribuye a la contaminación de la tierra y los océanos.

Los retos ambientales del comercio electrónico se extienden mucho más allá de las emisiones de carbono y la generación de residuos. La necesidad de rapidez en el mercado digital está provocando una demanda de entregas más rápidas, que a menudo requieren transporte aéreo, que es mucho más intensivo en carbono que otras formas de transporte. Las altas tasas de devolución generan mayores costos ambientales, y los productos devueltos con frecuencia recorren distancias más largas, que en ocasiones cruzan fronteras internacionales para ser reembalados varias veces antes de ser revendidos o, en muchos casos, descartados.

El impacto ambiental del comercio electrónico es un reto complejo que requiere un esfuerzo concertado entre todas las partes interesadas. Entonces, las pregunta que surge es: ¿Quién tiene la responsabilidad de encauzar el comercio electrónico hacia un futuro más sostenible?

La respuesta es clara: los Gobiernos, el sector privado, los consumidores y la comunidad internacional deben desempeñar un papel fundamental para desarrollar e implementar soluciones que equilibren el crecimiento económico con la protección del medio ambiente.

¿Pueden los Gobiernos Tomar la Iniciativa?

Los Gobiernos ocupan una posición privilegiada para formular políticas que mitiguen el impacto ambiental del comercio electrónico. Su papel es crucial para establecer el marco dentro del cual opera el sector privado. A nivel nacional, es preciso que los Gobiernos promulguen y hagan cumplir regulaciones que impongan normas ambientales a este sector. Esto incluye la obligación de utilizar embalajes sostenibles, exigir que las empresas informen de sus emisiones de carbono y fomentar la adopción de fuentes de energía renovable en las operaciones de logística y almacenamiento. Por ejemplo, podrían introducirse subvenciones o incentivos fiscales para las empresas que invierten en tecnologías verdes, tales como vehículos de reparto eléctricos o centros de distribución alimentados por energía solar.

La planificación urbana también es competencia del Gobierno y debe ser reconsiderada para optimizar la localización de los centros de almacenamiento y distribución. Al emplazar estratégicamente estas instalaciones cerca de los centros urbanos, la distancia que deben recorrer los productos para llegar a los consumidores puede reducirse, lo que reduce las emisiones relacionadas con el transporte. Además, los Gobiernos podrían aplicar regulaciones que incentiven el uso de opciones de reparto más lentas y respetuosas con el medio ambiente, como el transporte ferroviario o marítimo, en lugar del transporte aéreo, que es más rápido pero también más intensivo en emisiones de carbono.

En el caso de los países en desarrollo, donde los recursos son limitados, el desarrollo de asociaciones cooperativas con organizaciones regionales, instituciones financieras multilaterales y asociaciones público-privadas pueden ser fundamentales para construir la infraestructura necesaria para el comercio electrónico sostenible. Esto podría involucrar la inversión en fuentes de energías renovables, el desarrollo de instalaciones de reciclaje y gestión de residuos y la mejora de las redes de transporte público para apoyar operaciones de logística más sostenibles. La iniciativa de Kenia para incorporar energía solar a su sector de logística es un buen ejemplo de cómo los países en desarrollo pueden predicar con el ejemplo y crear modelos de prácticas sostenibles junto con el crecimiento del sector.

¿Qué Papel Debería Desempeñar el Sector Privado?

El sector privado, en particular las grandes plataformas de comercio electrónico, ejerce una gran influencia y tiene una responsabilidad significativa para reducir la huella ambiental de las compras en línea. Las empresas deben predicar con el ejemplo, adoptando prácticas que no solo mejoren sus resultados finales sino que también contribuyan a la sostenibilidad ambiental.

Un punto de partida clave para las empresas que procuren minimizar sus residuos y reducir sus emisiones de carbono reside en la optimización de sus cadenas de suministro. Al aprovechar los datos analíticos, las empresas pueden mejorar la planificación de rutas, reducir el número de kilómetros recorridos y bajar el consumo de combustible. El Programa de Embalaje Verde de Alibaba, que integra materiales biodegradables y envases reutilizables, brinda un ejemplo convincente de cómo la sostenibilidad puede incorporarse eficazmente en el tejido de las operaciones de la cadena de suministro. Otra área crucial es la gestión de la devolución de productos, que supone una importante carga ambiental. Las empresas pueden adoptar políticas que desalienten las emisiones excesivas suspendiendo las devoluciones gratuitas y mejorando las descripciones de los productos para que los consumidores puedan tomar decisiones de compra más informadas. Además, las empresas pueden explorar formas de reacondicionar o reciclar los productos devueltos en lugar de descartarlos en caso de que no puedan revenderse. El programa de posventa de Patagonia en Estados Unidos, que se basa en reutilizar los productos devueltos para reducir los residuos y conservar los recursos, puede servir de modelo para otras empresas.

El sector privado también debe priorizar la inversión en energías renovables para alimentar sus operaciones. Varias empresas de comercio electrónico ya comenzaron a tomar la iniciativa. Daraz, por ejemplo, ha instalado paneles solares en los techos de sus depósitos, mientras que el compromiso de Alibaba respecto de las energías renovables ha generado reducciones sustanciales de las emisiones, con planes de extender la energía solar a todas sus instalaciones de logística para el 2030. Otras empresas deberían seguir su ejemplo, e incorporar energía solar, eólica o fuentes renovables alternativas para reducir su dependencia de los combustibles fósiles y reducir su huella de carbono.

¿Como Puede la Comunidad Internacional Impulsar el Cambio Global?

Con el aumento del volumen de comercio electrónico transfronterizo, el impacto ambiental de este sector es una cuestión global que requiere una respuesta coordinada a nivel internacional. Los esfuerzos colaborativos de todos los países es fundamental para abordar la huella de carbono asociada con la logística, el creciente problema de los residuos de embalaje y la integración de energías renovables en las cadenas de suministro.

La cooperación internacional es fundamental para ayudar a los países en desarrollo a participar en el comercio electrónico, especialmente a medida que adoptan prácticas sostenibles en sus crecientes economías digitales. Una prioridad clave es fomentar la sostenibilidad de este sector junto con la confianza de los consumidores en las transacciones en línea, lo que podría lograrse mediante la adhesión de las Directrices de las Naciones Unidas para la Protección del Consumidor. Las instituciones financieras multilaterales y regionales también pueden contribuir ofreciendo ayuda financiera y técnica para los proyectos de infraestructura que respalden el comercio electrónico y la economía en general.

Un aspecto crucial de esta cooperación internacional es la promoción del diálogo entre las comunidades de políticas digital y ambiental. Promover estas conversaciones puede dar lugar al establecimiento de buenas prácticas, como el uso de logística energéticamente eficiente y de embalajes ecológicos. Al fomentar el intercambio de conocimientos y recursos a escala mundial, los países pueden encontrar colectivamente enfoques viables para reducir la huella ambiental del comercio electrónico.

Las organizaciones internacionales también tienen un papel vital que desempeñar en la promoción del comercio electrónico sostenible. Pueden impulsar el progreso a través de la investigación, la creación de capacidad y la difusión de las mejores prácticas que permitan a los países integrar la sostenibilidad en sus políticas de comercio electrónico. Además, sus esfuerzos para mejorar la recopilación de datos sobre el impacto ambiental más amplio del sector, más allá de las emisiones de carbono, son cruciales. En esencia, la acción internacional colectiva es vital para frenar la creciente huella ambiental del comercio electrónico.

¿Qué Posición Ocupan los Consumidores?

Los consumidores juegan un papel central en la sostenibilidad el comercio electrónico, ya que su comportamiento influye en gran medida en la huella ambiental de este sector. La comodidad y la variedad que ofrecen las compras en línea ha impulsado el consumo, pero los hábitos de consumo —como la compra onmicanal y las compras frecuentes— pueden agravar el impacto ambiental negativo. Las prácticas como el showrooming y las compras fragmentadas e impulsivas contribuyen al consumo excesivo, al aumento de las emisiones del transporte y la generación de residuos de embalaje.

Mientras que el marketing en línea fomenta la cultura del consumo, las generaciones más jóvenes, especialmente la Gen Z y los Millennials, están adquiriendo mayor conciencia ambiental, las encuestas muestran que más del 90% de estos consumidores se preocupan por las sostenibilidad en sus compras. No obstante, sigue habiendo retos, ya que muchos consumidores no tienen acceso a información confiable sobre la sostenibilidad y se ven influenciados por opciones de envío rápido, lo cual eleva aún más la huella de carbono del comercio electrónico.

Los esfuerzos para empoderar a los consumidores a través de información transparente, campañas públicas e incentivos empresariales, como el embalaje ecológico y las opciones de envío más lentas, pueden impulsar comportamientos más sostenibles. En definitiva, los consumidores informados son fundamentales para formular un modelo de comercio electrónico más ecológico.

Agenda para la Acción: Hacia un comercio electrónico ambientalmente sostenible

Los retos ambientales que plantea el comercio electrónico son enormes, pero no insuperables. Con esfuerzos concertados de todas las partes interesadas, el comercio electrónico puede convertirse en un impulsor del desarrollo sostenible. La siguiente agenda para la acción describe las medidas para lograr este objetivo:

  • promover mejores prácticas de comercio electrónico: Las empresas y los Gobiernos deben trabajar juntos para crear prácticas que reduzcan el impacto ambiental del comercio electrónico. Esto incluye alentar la adopción de energías renovables en todas las operaciones de logística y almacenamiento, optimizar las rutas de reparto para minimizar las emisiones, y reducir el uso excesivo de materiales de embalaje. Los Gobiernos pueden apoyar estos esfuerzos brindando incentivos a las empresas que adopten prácticas sostenibles y haciendo cumplir regulaciones sobre prácticas sostenibles, incluida la presentación de información sobre su impacto ambiental.

Las empresas también deberían explorar enfoques innovadores para reducir la huella ambiental de las devoluciones, como ofrecer pruebas virtuales o descripciones más detalladas de los productos para ayudar a los consumidores a tomar decisiones de compra informadas. Además, los vendedores minoristas pueden ofrecer incentivos a los consumidores que elijan opciones de reparto más sostenibles, como métodos de envío más lentos y menos intensivos en carbono.

  • alentar el comportamiento del consumidor acorde con una mayor conciencia ambiental: El comportamiento del consumidor es fundamental para la sostenibilidad del comercio electrónico. Las campañas de concienciación pública pueden educar a los consumidores sobre el impacto ambiental de sus hábitos de compra en línea y motivarlos a realizar elecciones más sostenibles. Por ejemplo, las campañas podrían destacar que elegir métodos de envío más lentos, optar por embalajes más reducidos y comprar a empresas que prioricen la sostenibilidad ambiental tiene un menor impacto ambiental.

Las empresas desempeñan un papel crucial a la hora de influir en los hábitos de consumo, ofreciendo incentivos para elecciones más ecológicas. Destacar los productos de origen sostenible y premiar las opciones de envío menos intensivas en carbono puede dar lugar a un comportamiento más ambientalmente responsable.

Las empresas desempeñan un papel crucial a la hora de influir en los hábitos de consumo, ofreciendo incentivos para elecciones más ecológicas.

Los Gobiernos también deberían regular los eventos de compra en línea como el Black Friday y el Cyber Monday, que alimentan el consumo excesivo mediante un marketing agresivo. Las políticas que alientan la transparencia y los modelos de negocio sostenibles durante estos períodos podrían mitigar su impacto negativo. En términos generales, los consumidores informados y las empresas proactivas pueden acelerar el cambio hacia un panorama de comercio electrónico más sostenible.

  • mejorar la base de evidencia para la formulación de políticas informadas: Para desarrollar políticas eficaces relativas al comercio electrónico sostenible, es necesario que los Gobiernos y las organizaciones internacionales puedan acceder a datos precisos sobre el impacto ambiental de las compras en línea. Esto requiere inversiones en investigación y recopilación de datos para crear una base de evidencia sólida. Los Gobiernos podrían establecer bases de datos nacionales que muestren indicadores clave, como las emisiones de carbono de las operaciones de logística, la cantidad de residuos de embalaje generados por el comercio electrónico y el impacto ambiental de la devolución de productos. Además, los Gobiernos deberían exigir a las empresas que divulguen el impacto ambiental del comercio electrónico.

Las organizaciones internacionales, incluida la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la Organización Internacional de Normalización y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente a través de la iniciativa CODES, juegan un papel vital en la coordinación de esfuerzos mundiales para abordar el impacto ambiental de la digitalización. Al garantizar la recopilación de datos coherente y normalizada en todos los países, estos organismos permiten realizar comparaciones más precisas y la formular de políticas mejor informadas. Crear una base de evidencia internacional sólida permitirá a los Gobiernos identificar intervenciones eficaces y optimizar la asignación de recursos, fomentando una transformación digital ambientalmente sostenible.

El Camino a Seguir

La digitalización crea nuevas oportunidades para el crecimiento económico, particularmente en los países en desarrollo. Sin embargo, los costos ambientales de esta transformación se están tornando cada vez más evidentes. Para que el comercio electrónico desarrolle su potencial como impulsor del desarrollo sostenible, debe gestionarse de modo que se minimice su impacto ambiental.

Esto requiere acciones a todos los niveles —desde los Gobiernos y las empresas hasta los consumidores y las organizaciones internacionales. Al trabajar en conjunto, la comunidad mundial puede crear una economía digital que no solo sea económicamente inclusiva sino también ambientalmente sostenible. Las conclusiones del Informe sobre la Economía Digital 2024 brindan una hoja de ruta sobre cómo el comercio electrónico puede contribuir al progreso ambientalmente sostenible.

Esto requiere acciones a todos los niveles —desde los Gobiernos y las empresas hasta los consumidores y las organizaciones internacionales.

Los riesgos son altos, pero también los son las recompensas. Si tenemos éxito, no solo protegeremos a nuestro planeta, sino que también garantizaremos que todo el mundo comparta los beneficios del comercio electrónico.


Shamika N. Sirimanne es Directora de la División de Tecnología y Logística de ONU Comercio y Desarrollo.

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